Las flores blancas tienen algunas
luces color rosado, y el verde y gris de las ramas van a conjunto con el color
del cielo azul y celeste.
La vista de van Gogh al crear la
pintura es de abajo hacia arriba y por el tamaño de esta se puede llegar a la conclusión
de que pensó que sería buena idea ponerla en la habitación del niño justo donde
estaría la cabecera de su cama y, al mismo tiempo se podría pensar que subiría a
un árbol, pero a decisión de la familia de Vincent, fue colocado sobre el piano
de la casa de su hermano para que así quien se sentara al piano pudiera ver el
cuadro desde una buena posición.
La pintura tiene toques de ideas
de pinturas japonesas y en esta se plasma en gran parte toda la sensibilidad de
van Gogh con la naturaleza.
A pesar de la falta de
perspectiva, fijándose con atención puede apreciarse el volumen del árbol, el
hueco que dejan las ramas entre sí.
Fue elaborada con pinceladas
planas de distintas anchuras y direcciones, la obra está hecha con mucho
cuidado y detalle; algunas cosas que destacan son los botones florales en
distinto grado de evolución.
El
cuadro es como un recuerdo dentro de una fotografía familiar ya que para Vincent
la pintura significó todo lo que importó para él el nacimiento de su sobrino,
le impactó tanto la noticia que fue su fuente de inspiración y puso en ella
gran parte de su amor y sus sentimientos.
Representó alegría y con esto
vivió un momento feliz después de haber pasado por varias situaciones difíciles
así como también fue algo que le hizo crecer profesionalmente.
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Flor de Almendro. |
En esta pintura van Gogh expresa toda su experiencia
y sus conocimientos: tiene detalles precisos, un naturalismo increíble y el
toque del aire libre, así como también el simbolismo de su imaginación creativa.